Hay sonidos que tienen la capacidad de calmarte el alma, y para mí, el sonido de un guiso haciendo chup-chup a fuego lento un domingo por la mañana es pura terapia. Hoy os traigo una de esas recetas de cuchara y tenedor, de las que manchan el plato y piden pan: unas costillas de cerdo guisadas con patatas y setas.
Lo que hace especial a este plato no es solo que sea económico y fácil (que lo es), sino la alquimia que ocurre en la cazuela. La carne se vuelve mantequilla, las patatas absorben todo el sabor del sofrito y las setas aportan ese toque de bosque y tierra que eleva un guiso humilde a la categoría de festín. Es, sin duda, una de mis opciones favoritas para el Menú semanal en invierno.
⏱️ 1h 20 min | 👨🍳 Dificultad: Fácil

Ingredientes (para 4 personas):
- 800 g – 1 kg de costillas de cerdo carnosas. (Pídele a tu carnicero que las trocee para guiso, un tamaño de bocado grande).
- 4 patatas medianas. (Variedad Monalisa o Kennebec van genial porque sueltan almidón).
- 250 g de champiñones o setas variadas. (En las fotos hemos usado champiñón Portobello, que da un sabor más intenso).
- 2 zanahorias grandes.
- 1 cebolla grande.
- 1 pimiento verde (tipo italiano).
- 2 dientes de ajo.
- 5 cucharadas de tomate concentrado. (Esto le dará un cuerpo y un umami increíble a la salsa).
- 1 cucharada de pulpa de pimiento choricero.
- 150 ml de vino tinto de calidad. (Recuerda mi regla de oro: si no te lo beberías, no cocines con él).
- 700 ml de caldo de carne o agua.
- 1 cucharadita de pimentón dulce (o de la Vera).
- 1 hoja de laurel, una ramita de tomillo y una ramita de romero fresco.
- Aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta negra.
- Para decorar/acompañar (Opcional):
- Perejil fresco picado o cebollino.
- Una buena hogaza de pan (Obligatorio para la salsa).
Elaboración:
Preparación:
- El secreto de este guiso es la paciencia y un buen sofrito base. Puedes hacerlo en tu cazuela de siempre o usar el robot de cocina si vas con prisa.
Cocción:
- Sellado de la carne: En una cazuela amplia (si es de hierro fundido como la de la foto, mejor), calienta un buen chorro de aceite. Salpimenta las costillas y dóralas a fuego fuerte hasta que estén bien tostadas por todas partes. Retira y reserva.
- El Sofrito: En el mismo aceite, baja el fuego y pocha la cebolla, el pimiento verde y los ajos, todo bien picado, con una pizca de sal. Cuando la verdura esté blanda, añade la zanahoria en rodajas y cocina unos minutos más.
- La Base de Sabor: Este paso es clave. Añade las 5 cucharadas de tomate concentrado y la pulpa de pimiento choricero. Remueve y deja que se cocine un par de minutos para que el tomate pierda acidez y caramelice un poco. Añade el pimentón, dale una vuelta rápida y vierte el vino tinto. Sube el fuego y deja evaporar el alcohol rascando el fondo.
- La cocción lenta: Reincorpora las costillas. Añade el laurel, el tomillo y el romero. Cubre con el caldo o agua. Tapa y deja cocinar a fuego medio-bajo durante unos 35-40 minutos, hasta que la carne empiece a estar tierna.
- Patatas y Setas: Añade las patatas «chascadas» y las setas. Cocina todo junto destapado o semitapado unos 20-25 minutos más, o hasta que la patata esté tierna y la salsa haya espesado.
- Troceado: Pon en el vaso la cebolla, el ajo, el pimiento verde y la zanahoria (en trozos). Trocea 5 seg / Vel 5. Baja los restos.
- Sofrito: Añade 50g de aceite. Sofríe 10 min / 120°C (o Varoma) / Vel Cuchara.
- Base y Carne: Añade el tomate concentrado, la pulpa de pimiento choricero y las costillas salpimentadas. Rehoga 5 min / 120°C / Giro Inverso / Vel Cuchara.
- Guiso: Incorpora el vino, el pimentón, las hierbas (laurel, tomillo, romero) y el caldo (unos 500-600ml). Programa 30 min / 100°C / Giro Inverso / Vel Cuchara.
- Final con Patatas: Añade las patatas chascadas y las setas. Programa 20 min / 100°C / Giro Inverso / Vel Cuchara. Comprueba el punto de la patata al terminar.. con film a piel y deja enfriar en nevera mínimo 8 horas.
Paso Final Común (Reposo):
- Apaga el fuego. Este paso es vital: deja reposar el guiso al menos 10 o 15 minutos antes de servir. Esto permite que los sabores del romero y el choricero se asienten y la salsa coja esa textura perfecta.
Sugerencias de presentación:
- Contraste de colores: Como ves en la imagen, hemos usado un plato de color verde agua. Este contraste frío hace que los tonos cálidos, rojizos y marrones del guiso resalten muchísimo más.
- La salsa es la protagonista: Asegúrate de servir una buena cantidad de salsa en el fondo del plato, creando un «espejo» sobre el que reposan las patatas y la carne.
- Volumen: No sirvas todo plano. Intenta apoyar las costillas sobre las patatas para dar altura al plato.
- Toque final: Un poco de perejil picado o cebollino justo antes de servir rompe la monocromía y aporta frescura visual.

Consejos adicionales para el éxito:
- Mi truco: Al cortar las patatas, no hagas el corte limpio con el cuchillo hasta el final. Haz una incisión y luego «rompe» o «chasca» el trozo haciendo palanca. Ese corte irregular libera el almidón natural de la patata y espesará tu salsa sin necesidad de añadir harinas.
- Variaciones: Si quieres un toque más rústico, añade unos guisantes en los últimos 5 minutos. También puedes sustituir el vino tinto por cerveza negra para un sabor más profundo y amargo.
- Cómo servirlo: Este es un plato único contundente. Si necesitas un primero, opta por algo ligero como una ensalada de hojas verdes o una crema de verduras suave.
Información nutricional (aprox. por ración)
- Calorías/Perfil: Medio/Alto. Es un plato energético, rico en proteínas y carbohidratos. La grasa depende mucho del corte de la costilla; si quieres aligerarlo, desgrasa bien las costillas antes de cocinar.
- Alérgenos principales: Sulfitos (por el vino). Libre de gluten (siempre que el caldo y el pimentón sean certificados sin trazas).
Tiempo de preparación:
- Tiempo de preparación: 15 minutos.
- Tiempo de cocción: 60 minutos.
- Tiempo total: 1 hora 15 minutos.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Te animas a probarlo? Yo soy fan absoluta de mojar pan en esta salsa, ¿y tú? Si te ha gustado la receta y te ha salvado la comida del domingo, ¡no olvides dejarnos 5 estrellas ⭐⭐⭐⭐⭐!
La historia detrás de la receta
Un origen humilde Las costillas de cerdo no siempre fueron un manjar de fin de semana. Históricamente, en la matanza, eran piezas que se consumían pronto o se adobaban para conservar, consideradas cortes "menores" frente a los lomos o jamones. Su unión con la patata es el matrimonio perfecto de la necesidad: la patata, que llegó de América y tardó siglos en convencer a los europeos, se convirtió en el s.XIX en la base de la alimentación popular. Este guiso es hijo de esa cocina rural de aprovechamiento, donde un poco de carne debía dar sabor a muchas patatas para alimentar a toda la familia.
En mi cocina Recuerdo perfectamente la primera vez que fui consciente de lo que significaba este plato. Eran los años 70, yo tendría unos 15 años, y mi madre preparaba este guiso en una olla marrón que pesaba una barbaridad. En aquella época no contábamos calorías ni mirábamos el reloj; la cocina olía a laurel y a vino desde las diez de la mañana. Ahora, con mucha cocina a mis espaldas, sigo volviendo a esta receta cada vez que necesito sentirme cuidada. Es curioso cómo, por muchas modas que vengan, al final lo que nos reconforta de verdad es lo mismo que comíamos hace cuarenta años.
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